sábado, 19 de abril de 2014

GRACIAS CHAVALOTE!!

Tengo un amigo, y compañero de trabajo, que tiene la suerte de ser mas joven y la desgracias de tener menos experiencia que yo.
Muchas veces hemos intercambiado experiencias y comentarios sobre los trabajos que realizamos y sobre las cosas que nos preocupan. A veces me he atrevido a asesorarle y otras sus pensamientos me han hecho replantearme muchas de las cosas que realizo y sobre todo, sus por qué.
Hoy me ha escrito y me vuelve a cuestionar:

"No sé si las siguientes líneas, que aún desconozco, te aburrirán, te servirán, te gustarán o incluso las quieras usar como entrada para tu blog, o quizá prefieras no haberlas leído (espero que no, porque querría decir que fue un error escribirlas, el cual lamento ya).


Lo que sí sé, y tú también, es "que cada uno es como es, cada cual es cada quien, y baja las escaleras como quiere" (gracias Serrat); o más bien "como puede" añadiría yo.

Si no me equivoco, en el verano de 2011 pudiste disfrutar de una oportunidad única en la vida, de conocer mejor la realidad humana. Si no me equivoco, a lo largo del último año y medio (y perdóname por el comentario) has llegado aún más al fondo de la realidad humana.

Creo que probablemente después de todo ello tú no eres igual que antes. ¿Y a qué venía Serrat aquí?

Una cosa (o "cossa" como diría Rajoy), es acomodarse a lo que toca. Adaptarse a las circustancias, gestionarlas, medir los actos y las consecuencias, ponderar lo importante frente a lo superfluo. Otra muy distinta perder la esencia.

Ahora hablando por mí, no sé en qué momentos la capacidad de adaptación a la que estamos obligados por diferentes causas, es síntoma de inteligencia o de cobardía. Prefiero pensar que de la primera, pero no estoy seguro. 

No sé en qué momentos la prudencia es enemiga de lo correcto o de lo oportuno. No sé si hacer la vista gorda, a veces demasiado gorda, sobre actitudes que nos desagradan, puede llegar a ser síntoma de idiotez, esclavitud o de saber relativizar. Me autoconvenzo, ya sin esfuerzo (lo cual me preocupa bastante), que es síntoma de lo último. ¿Ingenuo? ¿Cobarde? Superviviente, diría yo.

Pero volviendo a tí, me ha alegrado volver a leer tu blog, y a comprobar que tu cerebro sigue en forma. Sigo pensando que aún callas más de lo que dices o escribes. Y me pregunto ¿con qué sabor de boca te quedas al no poder actuar sobre cosas que ves que no van bien? ¿Hasta qué punto podemos seguir auto-convenciéndonos de que es mejor dejarlo correr? 

Tu teoría del "saber, poder y querer" me sirve para responder a esas preguntas, pero siguen apenándome las respuestas. 

Tu blog puede ser una ventana abierta para que no explotemos al responder siempre igual ante los mismos sinsentidos y las mismas razones vacías de valor. 

Tu blog nos puede permitir volver a debatir, al menos, por qué la Filosofía ya no es importante en la Educación o por qué mi hijo pequeño lleva dos años haciendo sumas y restas y ya las hace mejor que yo. 

Yo estoy totalmente dispuesto a seguir adaptándome a todo. A buscar nuevas formas de mirar a los demás. A descubrir personas que no conocía o que había olvidado. A encontrar alumnos con ganas de aprender. A ayudarles a caminar por ellos mismos. Estoy totalmente dispuesto a esforzarme por las cosas que tienen valor, y a no desgastarme ni física ni moralmente con aquellas que son simples instrumentos para objetivos que mi corazón no comparte.

Te agradecí hace poco la ayuda que me diste para conseguir adaptarme poco a poco a una realidad que no me gustaba, y te lo agradezco de nuevo, pero hay veces que dicha adaptación hace que ni yo mismo sepa si la misma es buena o no. Me gustaría saberlo, o estar seguro, pero el resultado, por prudencia y responsabilidad, acabaría siendo el mismo, por lo que de poco serviría estar seguro de nada.

Muchas veces pienso si "Matrix", o "Un Mundo Feliz", o "La Naranja Mecánica", no son más reales de lo que podemos imaginar, o de lo que nos dejan imaginar."

jueves, 17 de abril de 2014

DEFENSA DE LA EDUCACION


Pero de verdad, se defiende en serio, se defiende tomando parte, involucrándose en los procesos de aprendizaje y logrando que la administración, el profesorado y los padres logren utilizar el mismo lenguaje que queremos que hable el alumnado.