jueves, 1 de octubre de 2009

DISCIPLINA EN LAS AULAS (I)




¿Qué es un aula?, ¿Quienes forman parte del aula?. No nos equivoquemos, no solo es un espacio cerrado donde alumnado y profesorado dedican parte del día a la impartición y recepción de conocimientos estructurados en asignaturas. Es un espacio de interrelación, de lazos afectivos, de mutuas atracciones y fobias. Es, sobretodo para el alumnado su universo. El mundo exterior a su familia que mejor conocen y dominan, donde más cómodos se encontrarían si no fuera porque existe una persona que se empecina en mantener una exigencia, un ritmo de trabajo que algunas veces puede llegar a producirles cierto stress y fustración.
Fustración, esa palabra maldita que los padres no queremos ni oír con respecto a nuestros hijos. "Mientras yo pueda permitírmelo mi hijo tendrá,...", "yo no pude tenerlo pero mis hijos,..." . Nada se les resiste, ni juegos, ni caprichos,... Desde pequeñitos empezamos con actitudes enfocadas a evitar la fustración de los más pequeños. "Por no oírle llorar", "Pues dárselo y ya está", ... total solo se es niño una vez en la via. No nos damos cuenta de que también solo se es pre-adolescente, adolescente, joven, adulto, maduro, viejete,... una sola vez en la vida.
A la educación secundaria nuestros alumnos no llegan preparados para la fustración y el sistema educativo se ha empeñado en alisar este camino hacia el "todo vale". En toda la educación primaria las calificaciones que reciben los alumnos se resumen en "progresa adecuadamente" y "necesita mejorar". ¿Por qué más de 90% de los alumnos "progresa adecuadamente" cuando todo niño de 12 años, por muy bien que trabaje, comparta, memorice, ayude a los compañeros,... "necesita mejorar"?
¿Qué significa que el niño "necesita mejorar en matemáticas"? ¿Que ha suspendido? ¿Que no alcanza el nivel propuesto mínimo para ese curso? ¿que necesita refuerzo? ¿que necesita invertir más tiempo, u otra metodología de trabajo personal, o una ayuda particular para alcanzar el ritmo de los demás compañeros del curso? . Pues decirlo y ya está. No se fustrará. Sabrá que es lo que tiene que hacer, él y los padres, y los profesores del próximo curso y el objetivo estará claro, y la meta se verá alcanzable.
Y sabremos donde están los problemas y a quien dirigirnos para buscar las soluciones. El profesor de secundaria dejará de ser esa persona que rompe la paz del adolescente intentando exigirle en su esfuerzo y "molestándole" cuando más a gusto se encuentra con su amigos y los padres dejarán de ver al profesor como el causante de todos los males de su familia, porque las noticias que llegan desde el instituto rompen ese frágil equilibrio de paz en la familia y llegan las discusiones entre padres e hijos y entre los hijos y entre los padres y todo por culpa de "ese cabrón, que ha cogido manía a nuestro hijo".

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