viernes, 10 de junio de 2011

CABEZONERIA

Desde que a algún lumbreras se le ocurrió que había que recuperar la segunda convocatoria para aprobar un curso, cuando estábamos hablando de conseguir los objetivos actitudinales, procedimentales y conceptuales y ahora que hablamos de competencias, se empeñan en que hay que mantener la segunda convocatoria, todo son problemas para el profesorado y el alumnado. ¿Cómo se aprueba una competencia en base a un exámen basado en los contenidos mínimos de una asignatura?
¿Cómo están en el aula hasta el 23 de junio todos los alumnos porque a otro lumbreras desde un despacho, sin ruido de niños, se le ha ocurrido que el curso escolar tiene 175 días y se cumplen sí o sí?.
Creo, sinceramente, que son pocos días, que el curso debería de ser más largo y que deberíamos de tener más medios para que gracias a esos días se pudieran hacer más actividades fuera del curriculum de conceptos, más teatro, juegos deportivos, debates, profundizar en temas actuales, idiomas, viajes, experimentos, vivir.
Bueno pues no. Nos dicen que delegación de educación, inspector y acompañante pasarán en los próximos días a comprobar que todos los alumnos están en el aula hasta el último día del calendario escolar, con la única intención de que estén. No importa que hagan, ni que las calificaciones les hayan sido dadas con anterioridad y cueste muchísimo que se concentren o que presten la mínima atención al trabajo que han de realizar. Que estén. Convertimos a los centros en guarda niños y aparca jóvenes hasta que suene la sirena que ponga fin a su condena.
¿Podrían los señores/as inspectores vigilar más las metodologías que se utiliza, que verdaderamente se trabajen las competencias, que los contenidos no sean el centro de la educación,...., y no dedicarse a contar niños/as?

1 comentario:

  1. Hoy en día se decide si un alumno es competente en una asignatura discutiendo en una sesión de evaluación si, por ejemplo, 4,7 se considera cinco o no.
    Son tantas las ideas que me vienen a la cabeza si analizamos en conjunto todas las vueltas que se están dando y todas las que nos están haciendo dar, más todo el trabajo que supone la docencia, que la indignación, impotencia, reveldía y estupor que siento ante esta situación son brutales.

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